Al paraiso

AL CIELO DE TU MANO...
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domingo, 22 de noviembre de 2015

Bajando a la mazmorra subiendo al cielo.

Nada ni nadie me podía haber hecho imaginar lo que aquella tarde iba a suceder. El juego siempre forma parte de la relación y así empezó este escalón en nuestro camino a la felicidad..

Mi perra, perramaria goza de una imaginación digna de elogio, de una ilusión, de una entrega absoluta, digna de admiración.



Así me cito en una calle de Madrid, en un lugar, en un número, que nada podía hacer presagiar lo que iba a acontecer.

El número, el 27, la calle, una de Madrid.

Allí esperé su llamada.

.-“ Existe una puerta metálica de color marrón, no es un portal, es un acceso al paraíso. La puerta está abierta, entra, pero espera unos minutos, antes de hacerlo. Debo prepararme para recibirte”

Así lo hice, esperé y me dispuse a entrar.

No entendía nada, la puerta era pequeña, metálica, parecía el acceso a un viejo almacén.

Entre, y descendí por unas escaleras, parecía que bajaba al sótano del almacén.

De repente todo cambio, la poca categoría de la entrada no hacía presagiar lo que allí se escondía.

Una puerta rustica, de madera, una pared de piedra me separaba de mi perra. La abrí y …



Entre en el paraíso.

Nada tenía que ver la entrada con el sótano que apareció ante mi.

Perfectamente decorado. Un sótano de una pieza, dividido por sectores con elegancia.

Una autentica mazmorra, propia de la mismísima Inquisición, decorada con gusto exquisito, perfecta para su fin.

Nada más entrar me fije en unas mesas preparadas para la ocasión, perfectamente colocados todos los objetos fetiches de nuestra relación. Desde las pinzas, hasta la espuela, sin olvidar al bendita fusta.

Nada había escapado a su detalle, con mimo, con tiempo había preparado todo para que Su Señor tuviera a mano, todo aquello  que se le antojase…

En esa percepción visual, no había escapado el detalle.

Allí estaba ella, mi perra, mi dulce y fiel perra, perfectamente amarrada en la cruz, digna de la mejor fotografía ganadora del Pulitzer.

Destilaba felicidad, su redención estaba próxima, sus días de espera por fin se verían recompensados.

Su cara solo reflejaba felicidad, ni rastro de temor, solo felicidad.

Levemente maquillada y como, no como su Señor esperaba que le recibiera, sus tacones, sus medias de liga, su corpiño.

Una reina amarrada en la cruz. Un perra dispuesta a ser usada, ultrajada, entregada a su Señor, plegada a sus antojos, no era dueña ni de su cuerpo ni de su alma, ella lo sabía. Solo Su Señor dispondrá de ella, exclusivamente Él.

Y así fue. Su Señor con mano firme asió la fusta en su mano y dando rienda suelta a sus emociones, dispuesto a entregar todo el amor que siente por su perra.

La fusta recorrió cada milímetro de su cuerpo. La propia fusta transmitía seguridad y pasión a su Señor. Su delicada piel se encrespaba allí donde la fusta rozaba y la piel de su Amo también se erizaba.

Golpeaba suavemente su piel, sus pezones, su sexo, en ocasiones se oía el eco ronco de la fusta contra la piel. Es plafff, que la enervaba, ese plaff que le enervaba, ese plafff que los llevaba al cielo.

Ceso el castigo bendito y El fue a su sexo, lo toco, hurgo en su interior, sus dedos se empaparon y bebió del manantial celestial. EL se llenaba de néctar, ella se retorcía envuelta de la magia de su fé.

Le costaba mantener el equilibrio amarrada en la cruz, y El la libero de esas cuerdas que no la tenían presa, sino todo lo contrario, era libre, por fin era libre. Por fin disfrutaba de lo que la distancia le negaba.

Agradecida se arrodillo ante su Señor, le miro con felicidad infinita, agradeciéndole el amor que le profesa y sin decir una sola palabra, le dijo, Señor soy tu perra, tu esclava, a ti vengo, a ti me entrego, haz de mi lo que desees, no habrá mayor satisfacción para esta sierva que cumplir sus deseos.

La sinceridad de sus no palabras, lleno a Su Señor de satisfacción, de orgullo, de plenitud, sentía su posesión, sentía su poder, sentía su amor.

De rodillas sea cerco, beso su miembro erecto y comenzó, con pasión desbordante a engullirlo.

Se afanaba en ello, solo existía Su miembro en este mundo. Nada más, su mundo quedaba reducido a 4 paredes, 4 paredes que encerraban el paraíso. Ni Adán ni Eva hubieran soñado con semejante paraíso. Era el cielo y en el cielo mamaba, y en el cielo engullía y en el cielo de rodillas profesaba su fe, su devoción. El la miraba complacido, satisfecho, lleno y agarraba su cabeza y contra El la atraía, inundando su boca de carne, carne trémula, carne con pasión, carne transformada en hierro, hierro incandescente, llama viva, que horadaba sin piedad su boca, golpeaba su paladar, elevando el poder de su sabor, que golpeaba su campanilla, emitiendo música celestial, sonido de dioses, tambores de guerra, acercándose a la puerta del paraíso, podían ver a San Pedro agitando sus llaves.

La perra tragaba y engullía su poderoso miembro tratado de abarcar su totalidad. El la detuvo, asió su cabeza y la empujo con violencia contra su cuerpo. El hierro incandescente quemaba su paladar. Ella le miro, cerro su ojos, sonrió llena de felicidad  y sin palabras expreso:” hágase tu voluntad”. Y el la hizo. Con todas su fuerzas empujaba su cabeza, su boca ensartada por su pene erecto. Y el miembro se pegó a su garganta, bloqueándola, sin poder respirar, balbucía. El aferraba con fuerza su cabeza, empujando más y más. Las lágrimas brotaron de sus ojos, lágrimas de felicidad, corrían su rímel. Y su boca taponada exudaba la saliva que rezumaba. Aguantaba con devoción su tortura celestial.

El tiempo parecía que se paro, se detuvo, no corría. Su polla llenaba su cuerpo de felicidad, babeaba felicidad. Por fin el líbero Sus manos, la presión ceso y el aire empezó a correr de nuevo. Agitada, convulsa, babeante tomaba aire.

Sin mediar palabra, agarro sus pelos y como la perra que es la condujo en dirección al cepo, en dirección a la magia. Ese día la palabra se hizo magia y el cepo se convirtió en mago y la magia transformo el significado de la palabra y el cepo se hizo felicidad y la mazmorra paraíso.

Humilde y serenamente se dirigió al cepo, la felicidad inundaba sus ojos, sus mejillas, su boca, su cuerpo, completamente erizado destilaba amor. Un clic metálico aprisionó sus manos, que no su alma, que volaba libre, correteaba por al mazmorra, disfrutaba del paraíso.

Y la mazmorra crecio, el paraíso era el universo y su Señor le demostró lo que el amor significa.

Su miembro armado quemaba y embistió contra su boca con furia, el cepo coartaba cualquier movimiento de huida, pero su digna perra no estaba aprisionada, era libre de huir, pero no lo deseaba. Necesitaba la fuerza de Amo, la vida que le otorga, la existencia que le concede, la pasión que comparten.

Embestía con fuerza, horadaba su garganta, penetraba su boca con furia, desgarrando todo aquello que se oponía a su avance, dolor y placer mezclados en celestial coctel.

Sus ojo seguían vertiendo lágrimas de placer, ilusión y felicidad, su cuerpo bailaba agitado por la música que El marcaba. Se detuvo, Su miembro escapo de sus labios, un suave gemido escapo de su garganta liberada. Miro a su Señor y sin palabras de nuevo, le expreso, no pares mi Dios, no pares, Tu tortura me magnifica, Tu poder me llena, Tu amor me eleva a las alturas.

El hizo caso omiso a sus plegarias, le tenía reservada mayor Felicidad. Comenzó a pasearse en torno al cuerpo de su dulce perra, con dominio de la situación, satisfecho del deber cumplido, aunque incompleto.

Paseaba y miraba el cuerpo de su perra encepado, trémulo, jadeante, exulto de Felicidad. Con una venda cegó sus ojos. Ella sabía que Él quería aumentar la sensibilidad de sus sentidos, cegando uno, aumentaba el resto. Paseaba alrededor suyo, dando vuelta la cepo, que contenía su preciado bien.

Ella oía, pero no sabía que iba a suceder. El cogía los instrumentos que ella con meticuloso rigor había preparado para que usará, tendidos sobre la mesa, tácticamente distribuidos. No lo sabía, pero eligió el látigo, no el que ella más tarde le reglaría, uno de los instrumentos que al mazmorra había decido poner a su disposición. Y el látigo silbo, corto el aire e impacto en su blanca piel, su culo se enrojeció levemente y su cuerpo se agito convulso de placer. Una y otra vez el látigo macero su piel. Cuando el carmesí  broto en su piel, El paro, dejo el látigo y volvió a dar vueltas sobre su propiedad, encepada. Se colocó a sus espaldas y miro a su sexo, húmedo, brillante. Sus piernas brillaba, su néctar corría hacia sus tobillos.

Acaricio con suavidad su sexo, introdujo un dedo y sintió el calor que desprendía, la humedad hacia resbalar el dedo, colocándose con facilidad en sus entrañas. Y hurgo en la fuente y otro dedo resbalo en su interior.

Su sexo pedía a gritos más. Y el le concedió su deseo. Introdujo 4 dedos y comenzó a girarlos en el interior de su vagina, se retorica en esa mezcla tan divina de placer y dolor. Giraban y giraban, adentrándose más adentro, notaba como su vagina se dilataba al máximo, como ensanchaba sus paredes. Su clítoris no cesaba de chillar ante semejante embestida, brutal embestida que desgarraba completamente su sexo. Impasible ala ademan, continuaba empujando y girando sus dedos. La humedad era tal que resbala con suma facilidad y seguía embistiendo con su mano poderosa.

Su clítoris no cesaba de vociferar, su cuerpo se retorcía, su éxtasis estaba próximo. El paro, su cuerpo se desvaneció, sus rodillas se doblaron y cayó al suelo, con sus manos encepadas .

La libero de sus invisibles ataduras y al condujo a la cama.

Él se postró en la cama y le dijo con los ojos, “ven y cabálgame, siente el poder de mi polla, quema mi sexo con el tuyo, fundámonos en uno solo.

Y así fue, suavemente con un movimiento imperceptible, centímetro a centímetro, milímetro a milímetro, si sexo fue clavándose en mi pene. Mi miembro se combustionaba  a cada avance. S e sentó completamente sobre su miembro y cuando quería levantarse para comenzar a cabalgar desbocada, Él la retuvo, sin palabras le dijo que esperase, que siéntese toda su fuerza dentro, la abrazo fuertemente. No había sino un único ser, dos personas encarnadas en una.

El tiempo se detuvo y el paraíso alcanzo toda su dimensión.

Con un seco golpe ahíto a su perra, que comenzó a cabalgar desbocada, sin rumbo, sin meta. Ya estaba en el paraíso.

Y de su manantial broto el elixir de la vida y Su hierro incandescente mano lava. Y el abrazo fue eterno.

Y solo había Uno.



Amen

Fran,

domingo, 21 de junio de 2015

imperceptiblemente amada



Yo estaré en tu pensamiento, no seré más que una sombra imprecisa,
Habré existidoen un instante en que la alegría y la piedad ardían en tus ojos.
Pero también quiero permanecer desconocida en ti.
Desconocida .simplemente envuelta en tu felicidad:
Tú distraido en tu luz y yo apenas viviente en ella, y así,imperceptiblemente
amada, esperar la desaparición.
Aunque quizá estamos ya separados por un hilo de sombra y cada uno está en su propia luz.
Y la mía es la que tú vas abandonando.



Antonio Gamoneda


jueves, 26 de febrero de 2015

Desde el Mirador

A veces lo más fácil, es más difícil.

Estimado lector, pensaba que esta historia iba a ser fácil de escribir, pero no sé cómo, ni por dónde empezar. Es tan sublime, tan cargada de emociones que no quisiera que se escapara detalle.

Quizás debería empezar contando que todo empezó con una solicitud de amistad. Que nos gusta el juego o pasar directamente a la acción.

Si todo empezó con una solicitud de amistad que quedo refrendada cuando unos ojos incapaces de abrirse se empecinaban en no ver, pero por fin se abrierony por fin se desbordaron.

Si nos gusta jugar, mucho. Cada cita se preparaba con esmero, con un exquisito procedimiento en el que se detallan todo y cada uno de los pasos, aunque la realidad es que no sirven de nada, caen en mil pedazos en el primer envite.

Aunque ella ya me lo había propuesto una vez, me dio a elegir entre tres opciones para aquel encuentro, yo le había dicho que no. Ninguna de las opciones me convencía. Esta vez le sorprendí yo a ella y contacte con alguien para llevar a cabo la fantasía. Le pillo de sorpresa, la desarbolo por completo y pude sentir su respiración agitada, a pesar de la distancia que nos separa.

Una vez más el destino fue esquivo y no pudo cumplirse al fantasía, no entrare en detalles amigo lector, si quieres saber pregunta y sabrás. Queda en el cajón de las fantasías no cumplidas.

Así es como la cita cambio de rumbo. Y empezaron mis peticiones. Yo sabía que ella tenía unas bolas chinas, de hecho son mías y solo las utiliza a petición mía.

Y le pedí que hiciera el viaje hasta Madrid con las bolas puestas, completamente introducidas en su sexo y que cuando yo llegara se las arrancaría con la boca.

Como puedes comprender, el juego acaba de empezar y ella en el viaje me envió fotos. Quería jugar conmigo, provocarme,. Excitarme y lo conseguía

Llego a Madrid, se bajo del tren y camino hasta el hotel, que estaba muy cerca de donde yo trabajo. Se atrevió a pasearse cerca de mí y yo la observé, me deje ver. Se que eso provoca unas sensaciones en su piel, un nerviosísimo que a mí me animaliza. Y a ella le hace temblar.

Así la vi alejarse camino del hotel, a prepararse para recibir a su amo como se merece.

Ella es muy meticulosa, le encanta preparar cada detalle con mimo.

Necesita su tiempo para prepararse y para preparar el entorno, nada escapa a su preparación. Necesita sentirse cálida y cómoda (si eso es posible) y sabe que para mi ese ambiente es determinante, dependiendo como se encuentre el ambiente en la habitación, puede pasar una cosa u otra.

Nunca me dio detalles de cómo se prepara. Pero intuyo que se ducha, se lava el pelo, se depila convenientemente para que su sexo este exactamente como yo quiero. Y sé que alguna vez se ha masturbado, ansiosa por tenerme, sabiendo que sus dedos son mis dedos, pero eso, si ha pasado alguna vez, no volverá a pasar. A partir de hoy le prohibiré expresamente masturbarse antes de que llegue yo. Quiero que su deseo sea brutal.

Esta vez fue más allá, siempre me ha sorprendido cuando he abierto la puerta de la habitación, unas veces por la ropa que ha elegido, otras por su actitud, otras por la preparación de la habitación, otras, ay otras. Ufffffffffffffffffffff. Todavía recuerdo el día en que se puso su collar y su cadena. Tiemblo al recordarlo, como ella tiembla ahora mismo.

Uffffffffffffffffffffffffffffffff.

Esta vez solo tenía que colmar mi deseo de verla con las bolas chinas en su sexo. Me imagine que me recibiría con las piernas abiertas y el fino hilo de las bolas asomando por su sexo, eso sí completamente mojado, excitado, brillante, de forma que provocara una reacción inmediata en mi.

Pero no lo hizo así.

Habíamos quedado que cuando fuera a salir la avisaría, para ella tener tiempo para prepararse.

Me dijo avísame cuando estés en la puerta del hotel.

Dejare la puerta abierta y entras directamente, sin llamar.

Así lo hice.

.-Cielo estoy aquí abajo.

.-Sube, la puerta está abierta.

Subí en el ascensor, vi la puerta entreabierta y oí unos pequeños ruidos como colocando en una posición un mueble.

Abrí la puerta y la encontré a ella, como jamás había soñado encontrarla, de una manera que solamente dos personas cómplices pueden saber, entender.

En la habitación había una especie de camarera que supongo serviría para apoyar las maletas o dejar la bolsa para la lavandería. Era metálica con una especie de cintas y que se abría en forma de tijera.

Era abrir la puerta y verla.

Allí colocada encima de la camarera estaba ella, con los ojos vendados, vestida con sus medias, con sus zapatos de tacón, un corpiño y sin bragas.

De su sexo colgaban las bolas chinas, una completamente introducida en su sexo, la otra colgaba por fuera y el hilo del que debía tirar mojado de sexo caliente.

Observe mi escena. Me deleite mirándola, viéndola. Temblaba, su respiración era muy agitada, sus gemidos escapaban despacio, muy lentamente. Casi se podía oír el castañeo de sus nervios, su inquietud, su ansiedad.

Tenía miedo, no por lo que iba a pasar que ya lo sabía, no. Tenía miedo, pero solo por saber si a mí, a su señor le gustaba, nada de lo que le pudiera pasar le daba miedo, nada.

Mantuve el silencio. Deje mi bolsa en el suelo. Avance por la habitación: el silencio era absoluto, se oían perfectamente mis pisadas y el agitar de sus pulmones.

A la vez que paseaba a su alrededor sin dejar de mirarla, iba desnudándome. La habitación estaba cálida y sobraba mucha ropa.

Pude comprobar cómo mi silencio acrecentaba su miedo, como su respiración se agitaba. Creo que si tardo más en actuar ella misma me hubiera gritado.

Me cerque a su sexo, pase un mano, hervía, mojaba, quemaba.

Lo acaricie por encima, me sienta Dios.

Seguía sin hablar, no decía, solo miraba y acariciaba.

Jugué con su sexo, introduje a la bola que quedaba colgando, le molesto, pero eso no me impidió o me retuvo.

El empuje para dentro y mis dedos se quedaron atrapados en su húmedo sexo.

Metí y saque las bolas a mi antojo, despacio, deprisa, sin orden a lo mejor, sin concierto, pero era lo que deseaba. Ver su sexo palpitar, escuchar sus gemidos.

Ver sus movimientos, tenía ventaja yo veía, ella no.

Moví a mi antojo el hilo para fuera y empuje las bolas a veces con fuerza, notaba como se descomponía su cuerpo, como se convulsionaba, como sus gemidos se escapaban.

Me encantaban su ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, arrancados a golpe de hilo, cada vez más profundos, más intensos.

Gozaba con ello. Era feliz, muy feliz

Cuando quede satisfecho, me agache, bese su sexo y con mis dientes y labios procedí a sacar las bolas de su sexo, hasta que cayeron al suelo y hundí mi cabeza en el.

Lamí, bebí, mordí. Necesitaba llenarme de su sabor.

Me incorporé. Deje caer mi pantalón y me acerque a su cabeza. Le acerque mi polla a sus labios, quería lamerla, no lo deje. Tire de la cadena.

Conseguía rozar la punta de mi capullo, estaba ansiosa quería polla.

Sabía que no podía más.

Pero solo le deje lamerla un poco, sé que ella hubiera querido que se la metiera en la boca hasta el fondo. Sé que anisaba mamarme la polla hasta el final, necesitaba el sabor de mi polla, necesitaba que me corriera en su boca y yo lo deseaba, pero no lo hice.

La libere de sus ataduras, me tumbe en la cama y espere su reacción.

Había acumulado muchísima tensión y necesitaba liberarla, la deje actuar.

No lo dudo, quería sentí mi polla en su interior.

Se sentó sobre ella y cabalgo como una posesa, no paraba, no atendía a razones, cabalgo y gozo.

Yo le ayudaba con mis brazos en su embestidas, de vez en cuando la detenía y empujaba apara que se clavara fuerte mi polla en su cuerpo. Así siguió hasta que no pude más y estalle en su interior,

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

Me beso y beso

martes, 15 de abril de 2014

Desde el mirador



A veces lo más fácil, es más difícil.
Estimado lector, pensaba que esta historia iba a ser fácil de escribir, pero no sé cómo, ni por dónde empezar. Es tan sublime, tan cargada de emociones que no quisiera que se escapara detalle.
Quizás debería empezar contando que todo empezó con una solicitud de amistad. Que nos gusta el juego o pasar directamente a la acción.
Si todo empezó con una solicitud de amistad que quedo refrendada cuando unos ojos incapaces de abrirse se empecinaban en no ver, pero por fin se abrieron y por fin se desbordaron.

Si nos gusta jugar, mucho. Cada cita se preparaba con esmero, con un exquisito procedimiento en el que se detallan todo y cada uno de los pasos, aunque la realidad es que no sirven de nada, caen en mil pedazos en el primer envite.
Aunque ella ya me lo había propuesto una vez, me dio a elegir entre tres opciones para aquel encuentro, yo le había dicho que no. Ninguna de las opciones me convencía. Esta vez le sorprendí yo a ella y contacte con alguien para llevar a cabo la fantasía. Le pillo de sorpresa, la desarbolo por completo y pude sentir su respiración agitada, a pesar de la distancia que nos separa.
Una vez más el destino fue esquivo y no pudo cumplirse al fantasía, no entrare en detalles amigo lector, si quieres saber pregunta y sabrás. Queda en el cajón de las fantasías no cumplidas.
Así es como la cita cambio de rumbo. Y empezaron mis peticiones. Yo sabía que ella tenía unas bolas chinas, de hecho son mías y solo las utiliza a petición mía.
Y le pedí que hiciera el viaje hasta Madrid con las bolas puestas, completamente introducidas en su sexo y que cuando yo llegara se las arrancaría con la boca.
Como puedes comprender, el juego acaba de empezar y ella en el viaje me envió fotos. Quería jugar conmigo, provocarme,. Excitarme y lo conseguía


Llego a Madrid, se bajo del tren y camino hasta el hotel, que estaba muy cerca de donde yo trabajo. Se atrevió a pasearse cerca de mí y yo la observé, me deje ver. Se que eso provoca unas sensaciones en su piel, un nerviosísimo que a mí me animaliza. Y a ella le hace temblar.
Así la vi alejarse camino del hotel, a prepararse para recibir a su amo como se merece.
Ella es muy meticulosa, le encanta preparar cada detalle con mimo.
Necesita su tiempo para prepararse y para preparar el entorno, nada escapa a su preparación. Necesita sentirse cálida y cómoda (si eso es posible) y sabe que para mi ese ambiente es determinante, dependiendo como se encuentre el ambiente en la habitación, puede pasar una cosa u otra.

Nunca me dio detalles de cómo se prepara. Pero intuyo que se ducha, se lava el pelo, se depila convenientemente para que su sexo este exactamente como yo quiero. Y sé que alguna vez se ha masturbado, ansiosa por tenerme, sabiendo que sus dedos son mis dedos, pero eso, si ha pasado alguna vez, no volverá a pasar. A partir de hoy le prohibiré expresamente masturbarse antes de que llegue yo. Quiero que su deseo sea brutal.

Esta vez fue más allá, siempre me ha sorprendido cuando he abierto la puerta de la habitación, unas veces por la ropa que ha elegido, otras por su actitud, otras por la preparación de la habitación, otras, ay otras. Ufffffffffffffffffffff. Todavía recuerdo el día en que se puso su collar y su cadena. Tiemblo al recordarlo, como ella tiembla ahora mismo.
Uffffffffffffffffffffffffffffffff.

Esta vez solo tenía que colmar mi deseo de verla con las bolas chinas en su sexo. Me imagine que me recibiría con las piernas abiertas y el fino hilo de las bolas asomando por su sexo, eso sí completamente mojado, excitado, brillante, de forma que provocara una reacción inmediata en mi.


Pero no lo hizo así.
Habíamos quedado que cuando fuera a salir la avisaría, para ella tener tiempo para prepararse.
Me dijo avísame cuando estés en la puerta del hotel.
Dejare la puerta abierta y entras directamente, sin llamar.

Así lo hice.
.-Cielo estoy aquí abajo.
.-Sube, la puerta está abierta.
Subí en el ascensor, vi la puerta entreabierta y oí unos pequeños ruidos como colocando en una posición un mueble.
Abrí la puerta y la encontré a ella, como jamás había soñado encontrarla, de una manera que solamente dos personas cómplices pueden saber, entender.
En la habitación había una especie de camarera que supongo serviría para apoyar las maletas o dejar la bolsa para la lavandería. Era metálica con una especie de cintas y que se abría en forma de tijera.
Era abrir la puerta y verla.
Allí colocada encima de la camarera estaba ella, con los ojos vendados, vestida con sus medias, con sus zapatos de tacón, un corpiño y sin bragas. Tumbadad boca aabjo y con las manos también amrradas.
De su sexo colgaban las bolas chinas, una completamente introducida en su sexo, la otra colgaba por fuera y el hilo del que debía tirar mojado de sexo caliente.
Observe mi escena. Me deleite mirándola, viéndola. Temblaba, su respiración era muy agitada, sus gemidos escapaban despacio, muy lentamente. Casi se podía oír el castañeo de sus nervios, su inquietud, su ansiedad.
Tenía miedo, no por lo que iba a pasar que ya lo sabía, no. Tenía miedo, pero solo por saber si a mí, a su Señor le gustaba, nada de lo que le pudiera pasar le daba miedo, nada. D ehehco con su gesto se entregaba ciega y amarrada a mi.
Capte enseguida su mensaje. Mi Señor em entrego a ti, haz con mi cuerpo lo que desees. Úsame, azótame, follame, violame…
Haz tu voluntad mi Señor, tu fiel sierva queda a tu dsiposición.
Mantuve el silencio. Deje mi bolsa en el suelo. Avance por la habitación: el silencio era absoluto, se oían perfectamente mis pisadas y el agitar de sus pulmones.
A la vez que paseaba a su alrededor sin dejar de mirarla, iba desnudándome. La habitación estaba cálida y sobraba mucha ropa.
Pude comprobar cómo mi silencio acrecentaba su miedo, como su respiración se agitaba. Creo que si tardo más en actuar ella misma me hubiera gritado.
Me acerque a su sexo, pase un mano, hervía, mojaba, quemaba.
Lo acaricie por encima, me sienta Dios, Señor absoluto de su alma y de su cuerpo.
Seguía sin hablar, yo no decía, solo miraba y acariciaba.
Jugué con su sexo, introduje a la bola que quedaba colgando, le molesto, pero eso no me impidió o me retuvo. Sabía que podía hacer lo que se me antojara.
El empuje para dentro y mis dedos se quedaron atrapados en su húmedo sexo.
Metí y saque las bolas a mi antojo, despacio, deprisa, sin orden a lo mejor, sin concierto, pero era lo que deseaba. Ver su sexo palpitar, escuchar sus gemidos.
Ver sus movimientos, tenía ventaja yo veía, ella no.
Moví a mi antojo el hilo para fuera y empuje las bolas a veces con fuerza, notaba como se descomponía su cuerpo, como se convulsionaba, como sus gemidos se escapaban.
Me encantaba su ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, arrancados a golpe de hilo, cada vez más profundos, más intensos.
Gozaba con ello.
Continúe jugando con las bolas en el interior de su sexo, quería escuchar sus gemidos, como cada vez elevaban más su tono, como eran más profundos,
más intensos, notaba como su cuerpo se agitaba, cada vez mas convulso, cada vez mas excitado. Sus gemidos retumban todavía hoy en mi cabeza.
Al introducir mis dedos en su sexo, noté como sus musculos se contraina, el orgasmo estaba cerca. Queria que corriera, para agradecerle su entrega.

Pero em detuve, no la deje llegar al orgasmo. Eres mia, mi esclava, mi juguete y no deseoq eu te corras todavía. Eso no se lo dije, solo lo pensé.
Cuando quede satisfecho, me agache, bese su sexo y con mis dientes y labios procedí a sacar las bolas de su sexo, hasta que cayeron al suelo y hundí mi cabeza en el.
Lamí, bebí, mordí. Necesitaba llenarme de su sabor.

Otra vez volvían a contraerse sus músculos, esta vez mas rápido, casi no me dio tiempo a saborearla. Y volví a detener mi deseo de recibir sus jugos húmedos y calientes, la quería loca de placer, ansiosa, deseosa, animalmente emputecida.
Me incorporé. Deje caer mi pantalón y me acerque a su cabeza. Le acerque mi polla a sus labios, quería lamerla, no lo deje. Tire de la cadena.
Conseguía rozar la punta de mi capullo, estaba ansiosa quería polla. Quería , deseaba comerse mi polla entera, solté la cadena y engullo mi polla como una puta agradecida, llego hasta la base de mi polla, toda en el intriro de su humeda boca. Volvi a tirar de la cadena hasta que mi polla se escapo de su boca.
Una exclamación de queja salió de su boca.
.- Por Dios mi amo dame tu polla, necesito tu polla.
Volvi a soltar la cadena y devoro mi polla

Sabía que no podía más.
Pero solo le deje lamerla un poco, sé que ella hubiera querido que se la metiera en la boca hasta el fondo. Sé que anisaba mamarme la polla hasta el final, necesitaba el sabor de mi polla, necesitaba que me corriera en su boca y yo lo deseaba, pero no lo hice.

La libere de sus ataduras, me tumbe en la cama y espere su reacción.
Había acumulado muchísima tensión y necesitaba liberarla, la deje actuar.
No lo dudo, quería sentí mi polla en su interior. Queria gozar de mi polla enhiesta, dura y lo reconozco hambrienta de ese coño que tanto deseaba
Se sentó sobre ella y cabalgo como una posesa, no paraba, no atendía a razones, cabalgo y gozo.
Era tal su deseo, que no acertaba a clavársela entera, como loca, como yegua sin corcel cabalgaba sobre mi polla, rápidamente, muy rápido necesitaba sentir el calor de mi semen en su coño.
Quise clamarla, hacer mas rítmicos sus movimientos , penetrarla con totla intensidad. Pero mi yegua estaba desbocada, ni el mejor jinete la hubiera domado y yo deseaba que liberara su tensión, que alcanzara su deseo.
Yo le ayudaba con mis brazos en su embestidas, de vez en cuando la detenía y empujaba apara que se clavara fuerte mi polla en su cuerpo.

Note como sus músculos esta vez se contraían sin remedio, sin poder contenerlo, se corrió como una zorra.
Y como tal sabía que no había terminado. Así siguió, cabalgando cada vez más
fuerte, con mi polla clavada en su interior, más fuerte, más rápido.
Yo ahitaba su culo, lo azotaba sin piedad a cada embestida.
Así perra, así cabálgame zorra, cabálgame, no pares perra.

Hasta que no pude más y estalle en su interior,
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

Me beso y beso y la bese y bese
Fran

jueves, 26 de diciembre de 2013

Banquete de Navidad

Ays

Sabes?
tengo gasn de coemrte



                                                                          Muchisimas
                                                                       
                                                                          ahhhhhhhhhh

Mmmmmmaaaaahhhhhhhhhhhhh...

y yo mi Amor, tengo tanta hambre de ti que te comería
como si fuera la primera vez que
con el hambre atrasada,
con urgencia,
con apetito contenido
con una locura encendida
con un ansia desmedida
Así te comeria.....
como si nunca antes lo hubiese hecho.
Y volverte loco,una y otra vez.
al borde de mis labios
follame la boca mi Amor, follamela ....



Aaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Diso dios
Me embruteces


No te qeudaras sn tu premio


Hasta la ultima gota



Diossssss¡¡¡¡¡

como me enloquece esta imagen
esa caricia en el borde de mi boca hambrienta
tu deseo desbordando por mis mejillas
mi boca y tu polla extermeciendose al mismo son
saciada y perdida, disfrutando de tu sabor
ahhhhhhhhh...
enciendes como nadie mi pasión y mi ternura
mis ansias de consumirme en el fuego del pecado
más te amo, más y más, en cada bocado de ti, te amo más cielo.

Mi Vida
enloquecido estoy.
Muerto por ti
Ahhhhhhhhh


Tu boca no pasara sed, no







de ninguna de las maneras







lunes, 20 de febrero de 2012

habitación 12


 

Ella me esperaba en la habitación, lo preparo todo, encendió las velas, muchas. Yo traje las de aromas, para darle un toque misterioso, para llenar a la habitación.
Ella se preparo, deliciosamente.
Se puso un picardías ajustadísimo, negro, de una gasa muy fina, transparente, con unos tirantes con brillantitos, medias de liguero, sin braguitas, con zapatos de taconazo.
Espectacular.
Los segundos iniciales fueron digamos intempestivos, muchísimos nervios, mucha tensión, mucha pasión acumulada, mucho deseo.
Los besos y las caricias se multiplicaban, de menos a más intensidad, despacio, besándonos con pasión, hasta que aparecieron las lenguas, que desbordaron todo.
No había recorrido ni un metro de la habitación, cerré la puerta con el pie.
La apoye contra la pared, pude notar su cuerpo contra el mío.
La bese por todos lados, su cuello, su oreja, mi lengua se deslizaba y atrapaba sin dilación todo, por todos lados,
Le deslice los tirantes hasta descubrir sus pechos, preciosos, blancos, con unos pezones rosados, muy claros,
Inevitablemente los bese, con mimo, con ternura, con cariño.
Lo chupe, y lo lamí, mis manos seguían recorriendo su cuerpo como si estuvieran en otra guerra.
Su culo era duro, perfecto, lo agarre, y lo agarre.
Sus pezones crecían en mi boca, mientras ella se encargaba de mi cuello.
Mi pene ya estaba erecto y se restregaba contra el suyo, separados por dos finas telas su picardías y mi pantalón, iba sin.
Con una mano desabroché el pantalón, que cayo al suelo.
Poco apoco mis manos desnudaron su cuerpo, levantando su picardías, enrollándose en su cintura.
Por fin nuestros sexos chocaron.
Me recorrió un placer inmenso.
Mi polla dura rozaba sin entrar contra su sexo.
Se paseaba de arriba a abajo, a las puertas del paraíso.
Levanto una pierna, me ayude con mi mano para dirigir mi pene erecto a su sexo.
Su sexo me impresiono, era pelirroja y su escaso vello era rojo, precioso, en contraste con su piel, blanca, blanca.
MMmmmmm, una delicia cuando por fin entro, estaba caliente, muy calienta y muy mojado.
Entraba y salía con una facilidad terrible.
Fue muy rápido, muy rápido, la excitación era muchísima.
Y nos corrimos los dos juntos, me envolvieron sus gemidos, un ahhhh, profundísimo, que me estremeció.
Así juntos, llegamos a la cama.
Ella me esperaba en la habitación, lo preparo todo, encendió las velas, muchas. Yo traje las de aromas, para darle un toque misterioso, para llenar a la habitación.
Ella se preparo, deliciosamente.
Se puso un picardías ajustadísimo, negro, de una gasa muy fina, transparente, con unos tirantes con brillantitos, medias de liguero, sin braguitas, con zapatos de taconazo.
Espectacular.
Los segundos iniciales fueron digamos intempestivos, muchísimos nervios, mucha tensión, mucha pasión acumulada, mucho deseo.
Los besos y las caricias se multiplicaban, de menos a más intensidad, despacio, besándonos con pasión, hasta que aparecieron las lenguas, que desbordaron todo.
No había recorrido ni un metro de la habitación, cerré la puerta con el pie.
La apoye contra la pared, pude notar su cuerpo contra el mío.
La bese por todos lados, su cuello, su oreja, mi lengua se deslizaba y atrapaba sin dilación todo, por todos lados,
Le deslice los tirantes hasta descubrir sus pechos, preciosos, blancos, con unos pezones rosados, muy claros,
Inevitablemente los bese, con mimo, con ternura, con cariño.
Lo chupe, y lo lamí, mis manos seguían recorriendo su cuerpo como si estuvieran en otra guerra.
Su culo era duro, perfecto, lo agarre, y lo agarre.
Sus pezones crecían en mi boca, mientras ella se encargaba de mi cuello.
Mi pene ya estaba erecto y se restregaba contra el suyo, separados por dos finas telas su picardías y mi pantalón, iba sin.
Con una mano desabroché el pantalón, que cayo al suelo.
Poco apoco mis manos desnudaron su cuerpo, levantando su picardías, enrollándose en su cintura.
Por fin nuestros sexos chocaron.
Me recorrió un placer inmenso.
Mi polla dura rozaba sin entrar contra su sexo.
Se paseaba de arriba a abajo, a las puertas del paraíso.
Levanto una pierna, me ayude con mi mano para dirigir mi pene erecto a su sexo.
Su sexo me impresiono, era pelirroja y su escaso vello era rojo, precioso, en contraste con su piel, blanca, blanca.
MMmmmmm, una delicia cuando por fin entro, estaba caliente, muy calienta y muy mojado.
Entraba y salía con una facilidad terrible.
Fue muy rápido, muy rápido, la excitación era muchísima.
Y nos corrimos los dos juntos, me envolvieron sus gemidos, un ahhhh, profundísimo, que me estremeció.
Así juntos, llegamos a la cama.
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